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Pocas veces se ha visto una concentración de estulticia tan grande como la que tomó al asalto el Capitolio de Washington el pasado día de Reyes. La medalla de bronce del campeonato se la llevó . Dos cuerpos por detrás llegó con fuerza el gaznápiro que se olvidó de quitarse la placa de identificación de la empresa durante los disturbios, lo que le costó su puesto de trabajo y, con probabilidad, una pena de prisión. Pero la medalla de oro -y premio Darwin ex aequo– se la lleva el manifestante que falleció después de dispararse accidentalmente a
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