Con pocas horas de diferencia, el Parlamento español acaba de aprobar tres medidas que ponen al desnudo su vergonzosa debilidad, su tan comprobada impotencia. En efecto: Se ha negado a regular la actividad de las centenares de miles de trabajadoras del sexo más marginadas, entregándolas así a los abusos de chulos y machistas, con el apoyo ideológico de un clero que se empeña en marginar y ensuciar el sexo para salvarnos de él
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