La cadena de suministro, las FAB y la preferencia de chips para Estados Unidos y Europa por encima de China y Rusia tiene un doble rasero que seguro implica la protección de la OTAN no declarada, sino encubierta, con la excusa de tener intereses mutuos y acuerdos comerciales que en caso de guerra podrían ser interpretados como un ataque hacia la estabilidad tecnológica de occidente.
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