El objetivo de que "que no venga todo el mundo al mismo tiempo a hacer lo mismo" se topa con la incredulidad general y unas condiciones laborales y contractuales de miseria. De los residentes de barrios turísticos, ni hablamos. Cada vez hay menos gente viviendo en ese centro de las ciudades en las que crecieron. Paseas por Barcelona y, si estás solo o sola, no puedes sentarte en una terraza, irse de vacaciones a Italia es tan caro y las playas son tan privadas que los italianos se van a Albania a pasar agosto.
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