Tu hijo va a ver porno. Y el mío. Como hiciste tú, y como hice yo. Pero con una diferencia abismal entre las dos generaciones que reside no tanto en la pornografía sino la facilidad con la que se accede a ella, la edad a la que se ve, y el tipo de vídeos que circulan en la red. Y por encima de todo, la ausencia de una educación afectivo-sexual en casa y en el cole, algo de lo que la generación EGB también fue víctima. Los 'boomers' tuvimos muy complicado ver porno. Nuestros hijos lo tienen en la palma de su mano, en su móvil.
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