[...] La decisión errónea del Estado español de enjuiciar al liderazgo independentista catalán —llevaron a la justicia un entuerto que debían resolver la Moncloa y la Generalitat— ha secuestrado la política española para exhibirla en directo. Fue, además, un grueso error de cálculo de Madrid, pues la judicialización de la política amalgama al catalanismo. Los gritos de libertad a los presos políticos no han cesado y las movilizaciones, como la concentración de más de 200.000 personas en Barcelona en febrero, se mantienen vivas. [...]
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