Drago, un gigante que no parecía humano, representaba la Unión Soviética y todo lo malo y mezquino en una ficción insertada en el contexto de la Guerra Fría, cuando EEUU y la URSS se disputaban el título de primera potencia mundial. El villano no tenía principios, había llegado a matar a un adversario en el cuadrilátero, utilizaba técnicas de dopaje, etc. En cambio, Rocky representaba el sueño americano. Un luchador salido de la pobreza que, con tesón, trabajo duro y determinación, lograba las metas más altas. Era la lucha del bien contra el
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