Los temores de los curas estaban fundados: abrir la puerta al matrimonio entre personas del mismo sexo es una pendiente deslizante por el que acabarán cayendo todo tipo de agrupaciones. Y la cosa no va por el buen camino para los fervientes defensores de la familia tradicional. Después de que en agosto de 2013 tres mujeres vestidas de blanco se dieran el sí quiero entre sí en Massachusetts, EEUU, ahora resulta que esperan su primer bebé.
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