El viernes 3 de febrero, un tren de Norfolk Southern, uno de los grandes operadores ferroviarios de Estados Unidos, descarriló y explotó cerca de la línea que separa Ohio y Pensilvania. Más de 50 vagones, la mitad de la longitud del tren, quedaron destrozados creando un enorme incendio. Y, sin embargo, el problema no es ese. El problema, según la misma Norfolk Southern, es que una quinta parte de los vagones transportaban materiales peligrosos.
|
etiquetas: desastre , medioambiente , accidente