El asesinato de opositores ha constituido un método recurrente para neutralizar a las voces disidentes, tanto en Rusia como en su estado predecesor, la URSS. Hace ocho décadas, un día de agosto de 1940, Ramón Mercader, un catalán reclutado por el espionaje soviético, hincó un piolet en la cabeza de Leon Trotski, líder bolchevique enfrentado a Stalin y exiliado en México.
|
etiquetas: vladimir putin , rusia , oposición , política