De la misma manera que hay que trivialidades que te cambian la vida, en ocasiones las estupideces determinan la historia. Un simple panadero que se dejó el horno encendido arrasó Londres en 1666 en un pavoroso incendio de tres días que consumió la ciudad como una cerilla. Hay que prestar atención a los detalles nimios, a las pequeñas chispas, y tener a mano agua y no gasolina para evitar una barbacoa salvaje que, como poco, te chamusque las pestañas. Tiene este Gobierno una mala relación con el fuego. Mucho tacticismo, mucha ala oeste...
|
etiquetas: despropósitos , marlaska , gobierno , opinión