Un alimento muy interesante a nivel nutricional. Más allá de aportarnos vitaminas y minerales, esenciales para el normal funcionamiento del organismo, nos ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares. El consumo de tomate, ya sea crudo, en salsa o en sofrito, mejora el perfil lipídico (colesterol y triglicéridos) y disminuye la concentración de compuestos inflamatorios relacionados con la aparición y progresión de la aterosclerosis.
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