Cervantes en El Quijote, Quevedo con un poema, Benjamin Franklin en un ensayo, el Marqués de Sade, Beckett o el mismo Julio Cortázar le han dedicado loas a este intrínseco, sonoro y, en ocasiones, oloroso gas. Una mezcla explosiva de gases intestinales que acaba siendo expulsada por el ano y que como veremos a continuación, es capaz de producir toda clase de sonidos y aromas característicos.Uno se puede imaginar el principio de la flatulencia. No existen pruebas físicas ni escrituras sobre el evento, pero seguro que no nos equivocamos mucho.
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