"Gil padre y Cerezo se hicieron con el Atlético de Madrid sin poner un sólo duro, convirtiendo en terneros de engorde a los más de tres mil socios que sí pusieron su dinero. Hoy, 24 años después de aquel delito prescrito, los medios de (in)comunicación vuelven a hacerse la pregunta: ¿qué le pasa al Atlético? (...)"
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