La propuesta de construir un género neutro en -e soluciona muchos de los escollos que las anteriores propuestas dejaban sin resolver: fácil de pronunciar, morfológicamente claro, lingüísticamente económico, socialmente inclusivo. Para los legos, el género neutro en -e puede parecer una extravagancia gramatical sin futuro. Pero es que el género gramatical con el que alguien se refiere a sí mismo y con el que le tratan los demás tiene una inmensa trascendencia social e identitaria.
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