Frazier había sido campeón de peso pesado de boxeo un año antes y era la gran expectación del concurso. La piscina tenía 25 metros y saltó al agua en una prueba de natación. Solo había un problema: no sabía nadar. Esa imagen marcó a millones de estadounidenses -solo había tres cadenas nacionales- y dio un éxito al programa, que no tardó en derivar a fórmulas de las que saldría el famoso Grand Prix del verano español.
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