Los acontecimientos no siempre son lo que parecen. En ocasiones, tras un hecho histórico se esconden motivaciones ocultas y planes secretos que, al ser demostrados, denominamos conspiraciones. Cuando esos complots no son más que rumores, farsas evidentes (a menudo desenmascaradas) o hipótesis surrealistas y extravagantes, los llamamos teorías de conspiración. Por muy falsas que parezcan estas historias, siempre hay oídos ávidos de escucharlas, bocas dispuestas a difuncirlas y corazones predispuestos a creérselas. ¿Por qué?
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