El detestable articulito se titula Primero, llama a la ardilla… Y después, el resto puede imaginarse fácilmente si os digo que el objetivo del reportaje es sugerir que comérsela es la mejor manera de ocultar las pruebas que puedan hacernos pagar una multa por habérnosla cargado de un modo cruel. Precisamente, el artículo viene a cuento del suceso protagonizado por un hombre que ahogó a una ardilla gris que había cazado en el jardín de su casa, multado por 1.500 libras esterlinas –más de 1.700 euros...
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