Más de una decena de empresas de taxis de Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Suecia, entre otros países, han impulsado una asociación llamada Taxis4SmartCities, con la que pretenden lograr que para 2020 haya un 33 % de taxis eléctricos o híbridos en sus flotas. A más largo plazo, la idea es reducir drásticamente las emisiones de CO2 para 2030, hasta los 20 g/km. Reclaman a las administraciones incentivos fiscales y deducciones, de forma que sea rentable para el taxista —cuando llegue el momento— cambiar de vehículo. España no se suma.
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