Disecar a las mascotas fallecidas puede tener su gracia, pero hay gente a la que le gusta ir un poquito más allá. Es el caso del holandés Bart Jansen, el dueño de un gato llamado Orville que falleció atropellado por un coche. Bart pensó en hacer algo especial con el cadáver de su amigo y decició convertirlo en un dron totalmente operativo. Parece que tenía algo de idea sobre taxidermia pero le faltaba ayuda en la parte técnica. La obtuvo del ingeniero Arjen Beltman y el resultado no puede ser más espectacular.
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