Para poder hablar con propiedad sobre algo hay que haberlo probado. No vale hablar por lo que te cuentan o lo que crees que ves. Y es lo que he hecho. Me he disfrazado de turista, cámara en mano, gafas de sol, chanclas y camiseta de tirantes y me he lanzado a Las Ramblas de Barcelona con la intención de comer en una de las muchas terrazas que luchan por captar la atención de los turistas...
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