Desirée Mariottini acumulaba sueños, promesas e inquietudes. Le encantaba el arte, según su madre. De hecho, ese era el camino que había elegido en el instituto. ¿se podía haber evitado su muerte? Seguramente, sí. La joven de 16 años, consumidora de estupefacientes habitual, se había criado viendo traficar a su padre, el narco Francesco Zuncheddu, detenido en una operación contra las drogas en Cisterna.
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