En Berlín tenemos que quedarnos en casa pero podemos hacer un poco de ejercicio físico. El otro día estuve paseando un rato por mi barrio y mirando las tiendas cerradas y los parques vacíos. Y, de forma natural, mi mente se fue a Suecia, lugar donde viví muchos años. El país parece un paraíso en comparación con la confinada Alemania: los cafés están abiertos, los niños juegan en los parques con sus padres y grupos de gente trabajan frente al mar.
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