Creo que hay dos problemas básicos en la película. En primer lugar, Kubrick es un tipo muy frío —pragmático y racional— y tenía grandes dificultades para concebir, incluso académicamente, un mundo sobrenatural. Solía hacerme llamadas transatlánticas desde Inglaterra a horas extrañas del día y de la noche, y recuerdo que una vez me llamó a las siete de la mañana y me preguntó: «¿Crees en Dios?». Me limpié la crema de afeitar de la boca, pensé un minuto y dije: «Sí, creo que sí». Kubrick respondió: «No, no creo que haya un Dios», y colgó.
|
etiquetas: stephen , king