El fenómeno producido por Eduardo Verástegui es innegablemente una pieza propagandística, pero no por las razones que creen los activistas del click. Aunque la presencia de Jim Caviezel ha vinculado su narrativa con teorías de ultraderecha, la película es astutamente discreta para vender otras ideas igual de inquietantes. Hay que indagar en la historia del cine propagandístico para conocer sus verdaderas intenciones y los errores al interpretarla desde el contexto.
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