El caso del presidente de Murcia, el popular Pedro Antonio Sánchez, amenaza con convertirse en una auténtica comedia de enredo, en la que la llamada “presunción de inocencia”, cobra un papel fundamental en medio de un escándalo que, cada día que pasa, adquiere mayores proporciones, cuando en realidad ya debería estar resuelto, según el acuerdo que para su investidura firmó el propio Sánchez con Ciudadanos.
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