En esencia, un helado es una emulsión de bolas de aire y grasa que guardan en su interior una solución acuosa en forma de hielo con diversos componentes que le dan sabor. La textura cremosa la obtiene de la mezcla de grasa y aire, y el sabor más o menos ácido o dulce de la parte del hielo, es decir acuosa. La presencia de los aceites de coco y palma -ambos ricos en grasas saturadas hasta un nivel que no los hace recomendables para el consumo humano más allá de un 10% de la ingesta calórica total diaria (recomendación de la OMS).
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