Hace unos años, pasé por una carnicería francesa a comprar unos trozos grandes de queso y me los llevé a casa en una bolsa de plástico. El queso pesaba tanto que la bolsa se estiró y se abultó, y el asa se me clavó dolorosamente en las manos. Pero la bolsa no se rompió. Eso se debe a la mágica química del plástico: básicamente, aceite convertido en sólido, con átomos de carbono e hidrógeno que se alinean en unidades repetitivas para formar largas moléculas parecidas a fideos.
|
etiquetas: plásticos desechables , solución , código qr , reciclaje , química
Además todo esto de la lucha contra el plástico a mi me parece una patraña cada vez que entro a Mercadona o a cualquier otro super u me encuentro las bandejas de fruta envueltas en plástico junto a la fruta a granel...