Basilio García iba para periodista, pero una brote de esquizofrenia le alejó de su objetivo. Desanduvo los 700 kilómetros que separan Madrid de su Ceuta natal y se encerró en su casa. Y en sí mismo. Allí pasó por todos los estadios. "Al principio te sientes raro, desorientado. Luego viene el deterioro, la crisis, el rechazo... Lo peor es levantarse cada mañana sin tener un sitio donde ir, sin tener un rol social".
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