Me hubiera gustado sentir entusiasmo ante la movilización ciudadana que conmemoraba el pasado 11 de Septiembre, la fiesta nacional de Catalunya. Viendo los rostros alegres e ilusionados, intenté esbozar yo también una sonrisa. Pero sólo me venían ganas de vomitar al ver tantas banderas. Lo siento. Es algo que nos sucede a algunos. Un análisis que busca romper con la disyuntiva entre el discurso nacionalista español y el nacionalista catalán.
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