He sido nombrada maestra interina en una ciudad dormitorio de Madrid. En un barrio antiguo de pisos viejos y de alquiler barato, con menudeo de droga. En mi grupo hay 26 alumnos, 4 españoles (un gitano), 14 marroquíes y varios ecuatorianos, dominicanos, guineanos y ucranianos e incluso un pakistaní. Entre ellos hay alumnos 8 de Compensatoria, 2 con discapacidad intelectual, 12 en proceso de intervención por los Servicios Sociales, 2 recién llegados de sus países y 3 repetidores. 16 de ellos no tienen todavía libro de texto.
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