Esta noche es muy especial para todos los niños holandeses. Y es que su propio Santa Claus nacional les trae lo regalos semanas antes que a muchos niños europeos. Lo curioso es que para los zagales de los Países Bajos, el orondo benefactor de la risa contagiosa no viene de Laponia (donde hace frío, pero yo me río) ni viaja hasta el país de los tulipanes en un trineo tirado por renos con hipotermia. Por mucho que suene raro, llega en barco desde Madrid.
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