El Papa Francisco ha comprobado en su viaje a Turquía que el islamismo ha irrumpido de lleno en un país cuyo fundador de su república, Kemal Ataturk, dejó como principal legado su carácter laico, que pretendía permanente y para siempre. En sus encuentros con el presidente Recep Tayyip Erdogan y con el mufti Mehmet Gormez, cabeza de la Diyanet, la máxima autoridad religiosa de Turquía, Francisco hubo de soportar la velada acusación de que también los cristianos y los judíos son co-responsables de la terrible situación actual.
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