Cinco minutos antes de tomar esta foto me preguntaba quién estaría utilizando las plazas reservadas para personas con movilidad reducida, pues todas ellas estaban ocupadas. La respuesta llegó enseguida. Una familia formada por unos padres jóvenes -de unos 35 años- y su pequeña, venían arrastrando un carro repleto de compra y, para mi sorpresa -bueno, no tanto-, se dirigieron a un monovolumen aparcado en una zona reservada.
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