El sexo supone de un dimorfismo sexual, un macho y una hembra, lo que implica una mayor inversión en energía, un gasto mayor en recursos y una menor viabilidad. ¿Por qué le ha dado a la naturaleza por crear a un macho imperfecto (sí señores, afrontémoslo), con una carga genética insuficiente para perpetuar a la especie, que no tiene tendencia a cuidar de las crías y que además se dedica a competir con otros individuos de su especie por un limitado alimento y espacio? La respuesta, niños y niñas, se llama evolución.
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