El sexo anal no es una actividad exclusiva del ser humano (a pesar de que éste es un experto en exadaptaciones, es decir, en emplear órganos para fines para los cuales no fueron concebidos, como la nariz que sujeta unas gafas). Por ejemplo, la sodomía se ha observado en jirafas, bisontes y en machos de oveja, y también en machos de delfín mular, que se penetran mutuamente.
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