Las mediciones realizadas entre 2005 y 2007 por el departamento que dirige Elena Espinosa son esclarecedoras: en apenas dos años, coincidiendo con las grandes obras de peatonalización del Centro, el impulso a los autobuses eléctricos o movidos por biocombustible y la creación de una red de carriles bici Sevilla, ha logrado reducir en un cuarto sus emisiones contaminantes de dióxido de azufre (SO2), de nitrógeno (NO2) y de carbono (CO2), los tres principales agentes del calentamiento del planeta, los grandes envenenadores del aire.
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