«Una empresa apoya un proyecto sin recibir nada a cambio, la ley española impide que las empresas que hagan donaciones puedan tener un retorno de comunicación y reconocimiento, quizás impida esto que haya más mecenazgo por parte de privados. La ley de mecenazgo de 2002 creó un arma de doble filo, en el que el Gobierno establecía eventos de interés públicos, siendo los que mayor desgravación fiscal conseguían. Sin embargo, los “pequeños” proyectos de artistas no consiguen financiación».
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