Este es el caso de Callie Rogers, que en 2003 se convirtió en la ganadora más joven de la lotería de Gran Bretaña con solo 16 años: se llevó nada más y nada menos que 1,8 millones de libras esterlinas (unos 2,1 millones de euros), pero a la larga ese premio se convertiría en su condena. No pidió ayuda a ningún gestor profesional y lo primero que hizo fue repartir más de una cuarta parte del premio entre amigos y familiares. Después, se gastó unos 350.000 euros en ropa de lujo, se casó, tuvo dos hijos pero las cosas empezaron a torcerse...
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