Si de verdad hubiera voluntad, ya estaría resuelto. Pero es puro maquillaje porque todos tienen vergüenzas que tapar. Pero no se dejen engañar: acabar con la corrupción es relativamente sencillo. Solo hay que estar dispuesto a realizar unas pocas reformas y este tsunami que nos desborda quedaría en algo puntual. Nunca se erradicaría del todo, porque la criminalidad nunca se puede eliminar definitivamente. Pero la inmensa mayoría renunciaría o se lo pensaría mucho ante el elevado coste personal. Se trata de que ser corrupto no valga la pena.
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