Una vez más, nos meten en una guerra que ni nos va ni nos viene (como cuando lo de Irak), las bases de Rota y Morón en alerta máxima. No tenemos garantía alguna de que ninguno de los dos personajes de esta penosa historia, Biden y Putin, sepan parar a tiempo. El primero es un hombre al final de sus días que a buen seguro se queda dormido en las reuniones con los generalotes del Pentágono en el Despacho Oval. Un frágil gorrión en manos de los halcones, de los empresarios armamentísticos y de los petroleros de Halliburton
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