Una patrulla de la policía, prevenida por los Diarra, llevaba más de 30 minutos sobre el lugar, pero no se atrevieron a intervenir porque pensaban que se trataba de un acto terrorista. Efectivamente, los agentes dedicados a la pequeña delincuencia habían escuchado los versos del Corán recitados por Traoré y sus gritos de 'Allahu Akbar' ("Dios es el más grande") y prefirieron llamar a sus colegas de la policía judicial.
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