El 28 de febrero, después de 2 años y medio trabajando a destajo, Darío se encontró con un despido sin previo aviso. Su empresa, la carnicería Israel Sánchez Torres (Mercado de Chamberí) despedía a su único empleado. La razón fue negarse a trabajar más de 10 horas diarias, casi 60 horas semanales, por las que cobraba menos de 800 euros/mes. Su jefe quería que trabajase 12 horas diarias de lunes a viernes, más 9 horas los sábados, por el mismo sueldo.
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