Russell Jenkins, un "sanador" que se hirió un pie al pisar un enchufe, murió de gangrena tras rechazar visitar al doctor. Al parecer "su yo interior le dijo que no debía ir al hospital". En lugar de eso se trató con miel, "un remedio milenario para tratar infecciones" que aconsejaba la homeópata Susan Finn. Se le formó una úlcera que días después degeneró en una gangrena que acabó con su vida. Finalmente acudió al hospital pero ya era tarde. Según el doctor, si lo hubiesen tratado unas pocas horas antes podría estar vivo.
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