El salmón bañado en estas aguas tiene unas altas concentraciones de dioxinas, compuestos químicos –principalmente, subproductos contaminantes de procesos industriales– que hacen peligroso su consumo. Una empresa francesa, cuyos principales clientes fueron los hipermercados Carrefour e Intermarché estuvo vendiendo salmón sueco por todo Francia entre 2011 y 2012, sin percatarse de que su comercialización era ilegal, y sin dar información de ningún tipo acerca del origen del producto y sus potenciales peligros para la salud.
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