En Hollywood todo es posible, hasta convertir a James Bond en carne de taberna con una cerveza rubia en la mano, una Heineken, para más señas. Y no es que haya decidido abandonar su clásica actitud chulesca pidiendo su cóctel de Martini "mezclado, no agitado", sino que los millones cantan y al bueno de Daniel Craig le tocará prostituir al agente británico más famoso de todo los tiempos con la cerveza en botella verde, al menos en una escena, según el contrato.
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