Un hombre gay llamó a la línea de ayuda psicológica en San Petersburgo pero en lugar de recibir ayuda fue informado de que "la línea no era para maricones". Ante las protestas por la mala educación del trabajador el director afirmó: "Se te dijo que no trabajamos con mariconería, ¿que hay de maleducado en ello?" Más tarde la línea hizo pública la identidad del usuario y su orientación sexual en las redes sociales.
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