Apenas tres años después de la «revolución de terciopelo», que acabó en 1989 con el régimen comunista, los nuevos padres de la patria entraron un día en el Parlamento para reforzar las entidades checa y eslovaca de la federación, y salieron con una declaración de independencia bajo el brazo. «Fue una secesión antidemocrática de libro», afirma un diplomático. ¿Qué hubiese ocurrido de haber sometido el pacto de separación a un referéndum?
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