Los primeros tiempos de Bolaño en Barcelona fueron durísimos: en su piso de la calle Tallers vivía en la pobreza y encadenando mil trabajos eventuales. Su preferido fue el de vigilante nocturno en el camping Estrella de Mar, de Castelldefels, que pasó a ocupar un lugar central en el mito bolañiano: “nunca nadie robó mientras yo estuve allí.
Primera parte: www.meneame.net/story/roberto-bolano-ultimo-perro-romantico