Aunque los documentos perdidos son altamente confidenciales, no estaban encriptados para evitar precisamente lo que ha ocurrido: que cualquiera pueda leerlos. Ahora están en poder de un ladrón. Este no tardará mucho en averiguar que dentro de la llave USB que robó el domingo están los planos de algunos edificios oficiales, entre ellos los del Palacio del Elíseo.
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